Me lo puse para entrenar mi pasión, con el cuerpo en movimiento, el sol acariciando mi piel y el tanga ajustado, empapado poco a poco con mi sudor. Cada pedaleo fue rozarlo, sentirlo...
Este tanga ha vivido conmigo un entrenamiento intenso, húmedo, natural. Aún guarda el olor, el calor y ese toque salvaje que me define.
¿Quieres más? Puedes pedirme un relato erótico personalizado basado en esta fantasía… y te haré vivir lo que yo sentí al llevarlo.