Una tanga traviesa que pasa el día entero rozando mis nal... ganas, guardando el calor de mi cuerpo y el pulso de mis movimientos. Se estira, se adapta, me acompaña mientras camino, mientras río, mientras pienso cosas que no diré en voz alta. Al final del día ya no es solo tela: es una huella íntima, cargada de mi presencia, de mi deseo despierto. Está hecha para tentar la imaginación, para que me recorras con la mente, para que el simple pensamiento de acercarla a tu nariz te desordene y te haga quererme sin control. Una invitación juguetona, peligrosa y absolutamente irresistible. Si quieres que la lleve muchos días me avisas!