Este tanga blanco me ha acompañado durante varias jornadas intensas, rozando cada rincón de mí mientras el deseo se acumulaba en silencio. En la foto lo bajo muy despacio, dejando asomar el calor que escondo... ¿te imaginas el resto?
Usadas para varias noches en las que me di placer hasta enloquecer. Cada roce, cada latido, cada suspiro… Este encaje blanco y suave ha sido testigo de todo, todo. Ahora lleva en su tela el rastro de mi placer. ¿Te atreves a descubrirlo?
Algodón suave e ‘inocente’… hasta que deja de serlo. Se ha pegado a mi piel, sintiéndome estremecer, empapándose de cada suspiro, de cada momento en el que el placer me traicionó, dejando una huella imposible de ocultar. Ahora conserva mi aroma, mi calor, mi rastro más íntimo. Ah…
Después de una larga y muy muy dura jornada de trabajo, este tanga de encaje aún conserva el calor de mi piel y la humedad de mi deseo. Listo para ser tuyo y hacerte temblar de ansias. ¿Te atreves?
Empapadas de placer, impregnadas de cada gemido ahogado... Este encaje negro ha sentido mi cuerpo temblar durante varios días una y otra vez. Ahora solo falta que lo hagas tú. ¿Listo para rendirte al deseo?